Archivo mensual: agosto 2010

La Biblioteca afectiva

 Hay libros que no aparecen en antologías, ni sus autores logran éxito publicitario, ni serán recordados por generaciones. Hay otros que son objeto de estudio, que marcan estilos y vanguardias. Pero la Biblioteca afectiva, TU biblioteca, no entiende de criterios ajenos, ni escucha recomendaciones, ni olvida aquel librito que te enseñó a leer, o aquel que colocabas en la almohada de niño y que quién sabe dónde esté hoy. La Biblioteca afectiva es estrictamente personal, solo existe en nuestra memoria.

Pienso en esto porque hace unos días, cuando Mi Librería hizo una compra en una casa particular, encontré un librito de apenas cuarenta páginas que yo conocía antes de saber leer. Cuando lo vi, se me fueron las manos hacia él y seguramente alguien rió a mis espaldas por ver con qué emoción salvaba aquel folletico insignificante de la basura.

Se llama Luis y el león, y estoy convencida de que solo yo en el mundo entero, lo recuerda con cariño. Bueno, me imagino que la autora también, Verónica Marek, que puede ser húngara o rumana y que no encontré por los recovecos de Google ni por ninguna parte.

De esa primera infancia también incluyo Cuentos y estampas, al que ya le dediqué un post y recomiendo que regresen a él, pues en los comentarios hay una oferta desde Brasil. No la dejen pasar los que tiene niños en casa.

Aprendí a leer con:

Mi monita maromera
salta de la mata al muro
mi monita maromera
come plátano maduro.

¿Dónde estará? Era un libro de texto de primer grado por allá por los años 60. Ha llovido mucho y el Ministerio de Educación no se detuvo. Bien sé que esa monita está en la Biblioteca afectiva de un montón de cincuentones actuales.

Cuando tenía alrededor de diez u once años, becada en una escuela deportiva, me gustaba visitar la biblioteca escolar. Hoy no tengo que hacer un gran esfuerzo mental para visualizar el libro que más pedía: Leyendas de Mesopotamia. Era de gran formato, profusamente ilustrado y probablemente editado en España por la década del 70. ¡Cómo viajé con ese libro en tiempo y espacio! Para mí, Mesopotamia aún existía y era el centro del mundo.

Con mi padre compartí muchas tardes experimentando con las propuestas del libro Física recreativa de Perelman. Fue una época de descubrimientos, de reguero sobre la mesa, agua, fuego y asombros. Luego compartí esta experiencia con mis hijos, y volví a meter huevos sin romperse en una botella e hicimos flotar nuevamente una aguja en la superficie del agua. De alguna manera ellos trajeron a su abuelo de vuelta.

Ya en séptimo grado, tuve una enfermedad tonta que me mantuvo en cama durante más de un mes. Entonces leí mi primer «gran» libro: la trilogía de Yuri Guerman : Esta es tu causa, Mi ser querido y Respondo por todo. Entre los tres había cerca de dos mil páginas y cuando terminé debo haber sentido algo parecido a Iniesta cuando anotó el gol definitorio en el pasado Mundial de fútbol. Lo he vuelto a ver en librerías de viejos y lo sigo recomendando.

Por los años 80 tuve un novio que me regaló el libro Capítulos de literatura cubana. Estábamos en la universidad y cuando leí la dedicatoria me sentí privilegiada. Ese joven me veía inteligente, así que no lo dejé escapar y aún hoy es mi esposo. A propósito, le pregunté a Leo qué libro incorporaría en su Biblioteca afectiva y me hizo una anécdota que quiero compartir:

Siendo un niño bien travieso, en un plan de la calle, participó en una rifa y se ganó el libro Pinocho. Era la novela completa, no una versión de la maravillosa historia de Collodi. Otro niño hubiera seguido la fiesta, pero él subió corriendo las escaleras hasta su cuarto, y no salió hasta que Gepeto vio a Pinocho convertido en un niño de verdad. Él también fue otro desde entonces y hoy no le quita mérito a su nombre.

Le pregunté también a mis hijos: Eddie mencionó rápidamente La Familia Mumín, hermoso libro de la escandinava Tove Jansson, que puse tempranamente en sus manos y Diana me alcanzó el suyo, pues lo conserva con celo: La Historia interminable, de Michael Ende. Ahora no  pesa lo caro que nos costó. Lo gracioso es que ambos mencionaron un libro con el que reían mucho juntos y que no recordamos su nombre exacto, era  de un mundo de cavernosos, seres cochinos que no se bañaban y estaban llenos de fango, las aluciones escatológicas y sus dibujos asquerosos despertaron sus risas infantiles. Todavía las escucho maliciosas.

Mi bautizo de fuego lo marcó La Consagración de la Primavera, de Alejo Carpentier, que hoy por hoy, sigue siendo mi novela favorita, porque me dio la sensación de poder, de capacidad, me dio la certeza de que a partir de entonces mi apreciación por la lectura cambiaría, se haría más selectiva y exigente. Y así fue.

Se me quedan muchos, pero si estos fueron los que salieron a flote a golpe de memoria, es que son los que son.

¿Cuál es tu Biblioteca afectiva?

Busca aquellos libros que marcaron tu vida, no las grandes obras. Tal vez hoy no estén en tu librero, pero el día que vuelvas a verlo, por insignificante que a otros les parezca, le dirás irremediablemente: ¿te acuerdas?

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Aquí se habla de literatura infantil cubana.

Abuela,
es flor que vuela.
Orquídeas, rosas, hortensias…
Y cuando habla, perfuma.
Y cuando ríe, aletea.
Cuando me mira,
mis ojos
son charcos
llenos de estrellas…

Nelson Simón

Ahí va la noticia: voy a ser abuela. Algo se había escurrido en los comentarios, pero hoy la hago públicamente oficial: mi hija Diana y mi yerno Benjamín  me han sorprendido al filo de mis cincuenta con el hermoso regalo de un nieto.

No crean que me voy a alejar del perfil de Mi Librería, porque entre tantas palabras que hace años no sonaban en casa, como cuna, biberones, pañales, lactancia… yo voy pensando más allá:

¿Qué libros cubanos no dejará de leer mi nieto/a?

Responder es fácil porque entre ellos se ha movido mi vida, lo difícil es elegir, resumir, sintetizar por los requerimientos del blog. Y es que la literatura infantil cubana es riquísima. Desgraciadamente las editoriales no llegan a la altura de los autores,  la falta de promoción y  las limitaciones de ventas, más un largo etcétera que no vale la pena discernir por aquí, hacen que muchas personas en el mundo ignoren tanta letra valiosa que nace en esta ínsula fabulante.

Saldo, entonces, una deuda: los que lleguen a Mi Librería sabrán escoger para sus niños, de lo bueno, LO MEJOR:

DORA ALONSO

La figura más destacada de la literatra infantil cubana.
Me gusta: por su cubanía, por la facilidad que tiene para describir ambientes naturales, por la ocurrencia de situaciones simpáticas.
Recomiendo: La Flauta de chocolate (poemas) y sus libros El Valle de la Pájara pinta y El Cochero azul, del que reproduzco un fragmento:

Alrededor de las cinco de la tarde llegaban a un pueblo de aspecto pintoresco. Las casas tenían fichas de dominó curiosamente colocadas en lugar de tejas, y persianas de plumas; algunas persianas eran blancas como garzas, otras negras como mayito; las de acá verdes de caracatey, las de allá de un suave gris de tórtola. Y las había jabadas como ala de pájaro carpintero, y también color canario o del tono de los sinsontes. Pero lo más curioso era que, al soplar, el viento movía las plumas y entonces se escuchaban trinos y aleteos, lo que alegraba mucho el pueblo. La única dificultad de esas persianas cantoras estaba en que, al llegar la primavera, y cuando menos se esperaba, levantaban el vuelo.

MIRTA AGUIRRE

Sus poemas infantiles han sido incluídos en libros de textos de varios países. También es hermosa su poesía para adultos. Puedes verla aquí.
Me gusta:  su juego de palabras, su sonoridad, algo que tanta falta hace al niño pequeño para ayudar a la motivación por la lectura.
Recomiendo: Juegos y otros poemas.

LA PÁJARA PINTA

Pájara pinta,
jarapintada,
limoniverde,
alimonada.

Ramiflorida,
picoriflama,
rama en el pico,
flor en la rama.

Pájara pinta,
pintarapaja,
baja del verde
del limón baja.

ONELIO JORGE CARDOSO

El Cuentero mayor, del que  ya les hablé una vez… y no quiero repetirme. Mi preferido.
Me gusta: porque me sorprende con figuras expresivas aparentemente sencillas, porque sabe hacer grande lo que para todos pasa inadvertido.
Recomiendo: Sus cuentos Caballito blanco, El Cangrejo volador (léelo completo aquí), Los tres pichones, y todo lo demás.

Había una vez un cangrejito nuevo que estaba haciendo un hueco profundo en la tierra, cuando, sin más ni más, vino una paloma torcaza a darle conversación.
-¡Bonito que te está quedando el pozo ese! -dijo la paloma-, y el cangrejo levantando los tarritos de sus ojos, la miró tranquilo y respondió: -No se trata de un pozo, estoy haciendo mi casa.
-¡Cómo!- exclamó asombrada la paloma -¿Ese oscuro agujero es tu casa?
-Pues…. sí, mi casa.
-¿Cómo se entiende ese disparate muchacho?
-¡Ah!, ¿Por qué no?
-¿Pero te parece poco llamarle casa a un agujero en la tierra? Escucha: si puedes vivir en la rama de un árbol ¿cómo vas a habitar en el fondo de un pozo oscuro?
-Señora -dijo dignamente el cangrejito-, ¿se olvida usted de que está hablando con un crustáceo? No soy una paloma, señora, soy un CANGREJO.
-¿Pero eso qué importa, si eres un cangrejo con voluntad?

 ELISEO DIEGO

Una voz grande de la poesía cubana,  incursionó en la literatura infantil con la certeza de estar haciendo literatura mayor. Sus ensayos sobre el tema son punto de referencia.
Me gusta: Su ternura, su alto vuelo.
Recomiendo: Soñar despierto (el libro, claro, aunque de vez en cuando no viene mal tomarlo al pie de la letra)

CUANDO ME DUERMO

De noche, cuando me duermo,
¡qué cosas hago de noche!
Si me trepo hasta la luna,
no habrá quien me lo reproche.

Jinete sobre un totí
viajé una vez por la Sierra,
y en un submarino azul
llegué al centro de la Tierra.

Un dragón de niña hambriento
maté una vez por mi niña.
Lo más extraño es comerme
sabrosos sueños de piña.

Cosas que jamás he visto
y otras que ver bien pudiera:
cuando me duermo de noche,
¡nunca sé lo que me espera!

Y me quedo con deseos de decir mil nombres, incluso el de algunos que no viven en la isla pero que no dejan de ser cubanos y grandes del género: Lourdes Díaz Canto, Excilia Saldaña, Nersys Felipe, Antonio Orlando Rodríguez, Nelson Simón, Mildre Hernández, Lidia Mariño, Enrique Pérez, David Chericián, Aramís Quintero, Ivette Vián, Julia Calzadilla… Hoy me limité a los clásicos, mañana vendrán las voces nuevas.

¡Gracias, Bella bellosa!

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