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Cosas de niños

Esta entrada es para Maguna Matata,
quiero oir su risa desde lejos.

Tengo muy gratos recuerdos de los niños en la escuela, montones de anécdotas que a cada rato comento entre amigos para sonreir de las ocurrencias infantiles, tan frescas siempre, tan originales, tan simples.

Les cuento dos que tienen su escenario en la biblioteca escolar en la que trabajé y luego dos más que leí y quedaron gratamente grabadas en mi mente y que también surgen en el marco educativo.

Aprovecho para enlazar un cuento de Isaac Asimov: Cosas de niños, del que tomé el título prestado para el post. A él lo admiro no por sus novelas de ciencia ficción, sino por sus cuentos, que me parecen ingeniosos y siempre traen esa carga de humor que necesito para lanzarme al día con optimismo. No sé por qué, veo a Asimov como un niño grande jugando a hacer literatura.

Estaba experimentando con una nueva estrategia de animación a la lectura, y recuerdo que utilizaba un cuento en que tres hermanos escogían diferentes oficios. Esto me llevaba a jugar con los niños a decir y representar lo que  desearían ser cuando fueran grandes.
Recuerdo que tenía una visita importante, bibliotecarias y metodólogas de otros municipios habían venido a ver el encuentro. Todo marchaba de maravillas, los niños, muy motivados, querían ser, como se esperaba: médicos, maestros, arquitectos, cosmonautas… hasta que «saltó» el que tenía que dar la nota.

– ¿Qué serás tú cuando pase el tiempo?- dije, ingenua.

– Yo seré babalao.

Eso es a lo que yo llamo pura vocación, aunque otros insistan en la tradición familiar… y folklórica.

Me gustaba hacer adaptaciones de cuentos, incluso para los más pequeñitos. Escogía entonces algo sencillo, y esta vez fue Pollito Pito … ¿lo recuerdan?

– ¿Dónde vas Pollito Pito?
   ¿Dónde vas tan tempranito?

-El cielo se va a caer
  y el rey lo debe saber
  vamos de prisa
  a darle la noticia.

Y así, se repite un montón de veces porque aparecen nuevos personajes (cosa muy buena esta de la repetición en los cuentos para chiquiticos, les ejercita la memoria). Pero parece que el personaje de «mi» cuento estaba cansado el día de la puesta en escena. Sí, porque lo hacen con público, después de todo, para llevarse todo el aplauso. Y en medio de la más atenta audiencia, se acerca Gallo Fino y le dice a mi Pollito Pito:

– ¿Dónde vas, Pollito Frito?

Me imagino que «tan tempranito» no era precisamente a un restaurante a donde iba… ¿o era una visión de futuro que tuvo Gallo Fino?

Cuentan que en una guardería, jardín de la infancia o círculo infantil, como le llamamos por aquí, unos chiquitos desempeñaban roles de familia en una casita improvisada y diminuta que habían acondicionado para ellos. Varios padres se acercan sin ser vistos, para disfrutar del juego de sus hijos. Sonríen satisfechos, se enorgullecen de verlos desenvolverse con soltura. Pero a un papá se le ocurre decir, muy orondo:

-¡Ese es el mío!

Justo en ese momento, el pequeñito que había señalado, se dirige al falso refrigerador de cartón, lo abre y muy resuelto se vuelve y le pregunta a sus compañeritos:

– ¿Alguien quiere una cerveza?

Otro día les contaré sobre el papá avestruz.

En la escuela habían orientado a los niños que trajeran por escrito una autorización de los padres para cuidar un conejo, en caso de que su hijo saliera ganador en la rifa del día siguiente.

-Bueno, firmaré de todas formas, mi hijo no va a tener tanta suerte entre casi 40 alumnos, nunca ha ganado una rifa, no va a ser ahora que cargue con el dichoso conejo.

Al día siguiente por la tarde, el niño aparece con cara de fiesta en la casa, cargando por supuesto el animalito de marras.

-¿Pero cómo fue eso? ¿Cómo pudiste ganar el sorteo?

– No hubo sorteo , mamá, yo fui el único niño que llevó firmada la autorización… ¡y me gané el conejo!

Por eso digo que siempre hay que leer bien lo que se firma, que a cualquiera le dan gato por liebre… ¿o es al revés?

 Dejo abierto los comentarios para nuevas anécdotas infantiles que quieran compartir… ¿quién continúa?

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La risa… ingrediente vital.

Charles Chaplin, el genio del humor.

Amanecer riendo es una gran ventaja. El día se abre luminoso aunque las nubes grises toquen las azoteas. Con esa risa temprana los traspiés rutinarios se esconden tras un arbusto seco que hoy se nos antoja Árbol… con flores, frutos, mayúscula y hasta una elegante tilde de sombrero.

Amo la risa. La busco, la compro y hasta la robo . No hay nada malo en eso. Es más, debería ser mi verdadero oficio, mi alimento y mi fin.

Para escribir humor tiene que faltar un tornillo en el cerebro y dejar que por ese agujerito salga el chiste. Ese es el secreto que los hace tan simpáticos. Créanme,  un ser humano normal como yo, no está apto para hacer reir a sus semejantes.

Escribir humor es un don para elegidos.

¡Cuántos libros me han hecho reir hasta las lágrimas!  A veces, en medio de una circunstancia profundamente seria, el escritor ingenioso se lanza con una situación ocurrente y ahí mismo nos provoca esa sacudida nerviosa, contagiosa e involuntaria que se llama risa.

Si fuera a elegir fragmentos verdaderamente hilarantes, no sabría por donde empezar. Recuerdo así, sin mucho esfuerzo…

Algunos libros de Jardiel Poncela, como 5 Kilos de cosas

5 kilos de cosas. Jardiel PoncelaLas discusiones entre enamorados no significa que esos enamorados no se lleven bien, ni que deban separarse para ser felices. Las discusiones entre enamorados son universales y significan, señoras y señores, que el eje de la discusión en el hombre es fijo y en la mujer es movible.
Ejemplo: …discuten si ella se debe cortar el pelo o no…
-No quiero que te cortes el pelo.
Si en la mujer también fuese fijo el eje de la discusión, ella respondería:
-Pues yo sí quiero cortármelo.
Pero ella lo mueve y dice:
-Pues Luisita, la del principal se lo ha cortado.
Obsérvese que el eje de la discusión ahora ya no es el pelo, sino  Luisita la del principal…
Sucesivamente, y siguiendo el mismo extraño mecanismo, el eje de la discusión pasa a ser los canales de Venecia y la torre Eiffel… y más tarde los faquires indios y los espejos biselados…para perderse otra vez en una selva verbal que va desde los monarcas egipcios a las boquillas de ámbar, pasando por Einstein, las combinaciones de crespón de seda, los cuadros del Greco, la utilidad del trineo en Rusia, el capitán Nemo, las minas de Almadén y el café puro como facilitador del insomnio…

 Otro libro cubano y disparatado que se llama María Virginia está de vacaciones, de Gumersindo Pacheco, para morirse…   

María Virginia está de vacaciones. Sindo Pacheco.

Recomendación de Mi Libreria

Enseguida me mandó a buscar a mí para ver quién era ese amiguito. Desde que entré por la puerta la vieja empezó a observarme a mansalva, a vacilarme, a investigarme con la vista. Era un tipo de viejas antiguas, de pelo tieso y ojos mirones.
-¿De quién tú eres?- me preguntó, como si yo fuera un perrito o un conejo. Yo soy mío, qué carajo.
-Mi padre se llama Filiberto.
-Filiberto…
-Armas.
-¿De los Armas de Camagüey?
Yo soy de los Armas de Pinar del Río, pero le dije que sí para acabar de una vez y que la vieja hiciera lo que le diera la gana.
-Menos mal, hijo- siguió ella-, que eres de Camagüey, porque los Armas de Pinar del Río son sinvergüenzas…
Si le hubiera dicho que soy de  Pinar del Río, me hubiera hablado mal de los Armas de Camagüey. Esta gente son así: polvorientas.

 El personaje de Fermín Romero de Torres    de La Sombra del viento, de Carlos Ruíz Zafón…  

La Sombra del Viento. Carlos Ruíz Safón-En mi familia siempre hemos sido de metabolismo acelerado. Mi hermana Jesusa, que en gloria esté, era capaz de merendarse una tortilla de morcilla y ajos tiernos y seis huevos a media tarde y luego lucirse como un cosaco en la cena. Le llamaban la Higadillos, porque sufría de halitosis. Pobrecilla. Era igualita que yo, ¿sabe? Con este mismo careto y este cuerpo serrano, más bien magro de carnes. Un doctor de Cáceres le dijo una vez a mi madre que los Romero de Torres éramos el eslabón perdido entre el hombre y el pez martillo, porque el noventa por ciento de nuestro organismo es cartílago, mayormente concentrado en la nariz y en el pabellón auditivo. A la Jesusa la confundían mucho conmigo en el pueblo, porque a la pobre nunca llegó a salirle pecho y empezó a afeitarse antes que yo. Murió de tisis a los veintidós años, virgen terminal y enamorada en secreto de un cura santurrón que cuando se la cruzaba por la calle siempre le decía: «Hola, Fermín, estás ya hecho todo un hombrecito.» Ironías de la vida.

¡ Ay, cuántos ejemplos pudiera poner aquí… por suerte!  Así que voy a dejarlo en esta reflexión superficial, solo para recordar … ¡ y volver a reir!.

AD

Nunca te olvides de sonreír porque el día que no sonrías será un día perdido.

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Extraterrestres en Mi Librería

Extraterrestres en Mi Librería

Todos los que visitan Mi Librería son terrenales, por supuesto, pero algunos parecen levitar a unos centímetros del suelo y se mantienen ajenos al planeta, en un nivel de bobería tal, que cuando hablan hay que ser muy educado para no responder con el choteo. Les cuento hoy algunas experiencias con extranjeros… extraterrestres.

El asiático se tomó su tiempo para seleccionar los libros. Al fin, se acerca con tres, mira los precios, suma mentalmente, busca en su cartera y me paga 70 cuc., equivalente a 80 dólares, más o menos. Tuve que hacer acopio de mi honradez, olvidarme del bloqueo económico y del subdesarrollo en que vivimos para no tomar el dinero.
Y es que el importe era de 70 pesos cubanos,  algo así como 3 dólares. ¿Qué le habrá sucedido a este individuo en otros lugares donde compró?

ilusión ópticaEste italiano obeso y prepotente disfruta regateándome los precios. Ha elegido varios libros de arte valiosos, pero aún sabiendo que son baratos aquí, quiere llevarlos por menos. Al fin, llegamos a un acuerdo.
Y justo cuando saca su billetera, cae al suelo, desparramando un abanico infinito de billetes de 100 euros, que quizás nunca en mi vida vuelva a ver.
– ¡Está bueno ya de llorar miseria!  ¡Los libros se quedan al precio inicial!.- dije yo, que esta vez no fui tan educada.
Y se los llevó, claro que sí
.

Unos abogados caribeños (no diré país para no herir suceptibilidades), miraban los estantes en busca de alguna joyita. Por su actitud altiva pensé que eran conocedores… pero esa idea solo duró hasta que hablaron:
– ¿Y ete libro… e´bueno?
Era el Quijote.
Bueno, no me crean, pero juro que digo la verdad: era El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
La edición lujosa en dos volúmenes, con lomos elegantes ribeteados en dorado les habían llamado la atención. Yo apenas sabía qué decir, pero mi esposo que estaba observando todo no desaprovechó la oportunidad:
– ¿El Ingeniero hidráulico Don Quijote de la Mancha? ¡Están hablando de un clásico de la literatura universal!
Ese fue el principio. Al final los ¿abogados? se llevaron el precioso libro. Creo que les adornará muy bien su biblioteca.

 De que los hay ¡los hay!.
De vez en cuando algún extraterrestre aterriza en Mi Librería.

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Para verte reir

La risa, remedio infalible...

Hoy me di cuenta que tenía medio abandonada la categoría Humor de librerías. Pero mi primer cliente del día me lo recordó:

Tienes el Diálogo en el banquete de Plantón

Confieso que conozco poco la obra del insigne filósofo, pero esa N intermedia y la gran fuerza con que pronunció la última sílaba, me pusieron la respuesta lejísimos.

Y no dudo que en el Banquete  haya habido un buen  Diálogo, de hecho el primero está dentro del segundo, pero esa mezcla de títulos confunde a oídos inexpertos como los míos.
El Banquete, obra de Giam Battista

Y reproduzco íntegramente lo que le sucedió a una librera,  lo sentí tan mío que me atrevo a  regalárselos a ustedes con el orgullo de haberlo descubierto. No dejen de pasar por su blogpara verlos reir. Dice:

Portada.Una librería es una fuente inagotable de despropósitos y el del otro día parece sacado de uno de esos anuncios de «hay que viajar más», invento de los publicistas. Nos llamó una señora por teléfono pidiéndonos un libro que necesitaba: «El reto de Ginés». Como no encontrábamos nada en la base de datos relacionado con ese título le solicitamos más información. La señora no sabía autor ni editorial pero sí pudo aportarnos información adicional. Nos dijo que se publicaba todos los años (bravo por Ginés y sus retos anuales) y que trataba sobre personas que hacían cosas extraordinarias como beber más listros de cerveza que nadie o colgarse de un puente durante horas. Ahí caímos en la cuenta que nos estaba pidiendo el Guinness de los records mundiales. De modo que para ser librero, apuntad los candidatos, hay que tener una cierta culturilla popular. De otra forma ¿cómo solucionar ese gran reto? (Esta vez no de Ginés).

Por último, les dejo una foto de mi gato, pienso que lo he dejado un poco de la mano y ha adquirido muy malas costumbres… ¿creen que debo llevarlo al psicoanalista?
Mi gata Masi

NOTA: Estaré unos días fuera de la provincia, no sé si tendré conexión. Por si acaso, les dejo un beso grande, amigos míos, con toda mi gratitud. Les prometo que este viaje me traerá nuevos aires, mejor salud y ojalá que me aporte ideas dignas de unos lectores estelares como los míos. Los quiero.

AD.
Masi y yo

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Anecdotario librero

…todo en Cuba tiene la risa de su luz,
la ligereza de sus ropas
y la franqueza de sus hogares abiertos
a la curiosidad transeúnte…
Jorge Mañach. Indagación al choteo.

 

A veces no es necesario reirse para disfrutar de una anécdota. Las que hoy traigo no van más allá de un trueque de ideas… pero cómo me gusta sacarle partido.  

Cuando aquel joven se acercó buscando libros de Derecho, le mostré lo que había en existencia, aclarándole que  Mi Librería  ofrece fundamentalmente literatura y arte. La Justicia Sabía que iba a salir insatisfecho.

Pensé que este estudiante preocupado merecía atención y le recomendé otras librerías y un centro de documentación cercano.

Pero la vida te da sorpresas…

Ya le iba a recoger los datos para localizarlo, cuando me preguntó en un susurro medio cómplice:

– ¿Tú sabes de alguien que venda ropa particular por aquí, de esa que traen de afuera?

Vaya, que los libros de Derecho no tenían el mismo destino que yo sospechaba, también sirven para una consulta técnica… por si acaso…

 

La genta habla mucho, pero el librero tiene que estar preparado para oir… cualquier cosa.

Primera edición de Harry Potter, valorada en unos cuantos miles de dólares.– Sabes, yo tengo la primera edición de Harry Potter, me la trajeron este año.

-¿Ah, sí? – digo yo, imaginando cifras de cinco dígitos-  ¿la de 1997, en inglés?

– No, no, en español y es nuevecita.

– Humm… como usted me dice que es la primera edición…

– Sí, sí, es la primera edición, lo dice el libro, debe ser valiosísima porque me la trajeron de España.

Ya lo creo. Valiosa es… para ella. Es su primera edición.

 

Me dejó pensando ese individuo que paseó la mirada por los estantes y no encontró lo que buscaba.

No recomendados por Mi Librería.

No recomendados por Mi Librería.

– ¿Qué tienes de  J.M. Vargas Vila ?- preguntó al fin.

– Nada por el momento, pero…

No me dejó terminar, puso una cara de reproche inconfundible e hizo un gesto con la mano que más o menos quería decir esta librería es una mierda.

Tuve que mandarlo a… ahí mismo.

Y ya sé que  Mi Librería  no es ni siquiera una librería, pero  me niego a aceptar  que Vargas Vila sea quien marque la diferencia.

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Dos brevísimas historias de humor y una anécdota de Mi Librería

Seguimos con aquello de que a veces los cables se cruzan, se borra alguna carpeta de nuestro archivo cerebral  o se abre la que no era.  Así pasa en todas partes y hasta a nosotros mismos, con más frecuencia de la que imaginamos. En Mi Librería, ya les he contado aquí, abundan los trueques mentales… como estos: 

Ella me asalta con su pregunta:

– Yo quisiera encontrar un libro que se llama  Veinte mil siglos de fábulas y apotegmas

– No, aquí en Mi Librería no lo tenemos, lo siento.- respondí casi sin pensar.

Y luego de una pausa en que proceso el título lentamente en mi cerebrito, me digo :

– ¡Contra!, si la escritura más antigua es descubierta en la ciudad sumeria de Uruk, en el año 3.300 a.C. y después, el hombre ha sobrevivido hasta el siglo XXI…me parece que se le fue la mano… ya me imagino aquellas fábulas que se contaban hace siglos,  ¿las recuerdan?  aquella que el brontosaurio le decía al velocirraptor…

 

Aquel hombre tenía los ojos desordenados de nacimiento, y andaba torpe, con pasos inseguros. Con su lengua tropelosa, evidentemente por los efectos del alcohol, se acercó para preguntarme:

-Mi vidda…(esa era yo, su vida, ¿no?) mi vida, tú no tendrás por ahí un libro de are…ar…areo…aeronáutica?

Que Dios me perdone, pero le dije que no… y me siento la salvadora del mundo.

La niña no tiene aún cinco años. Observa detenidamente la imagen de la cubierta de un libro donde aparecen unos esclavos trabajando brutalmente, azotados por quien parece ser su mayoral.

– ¿Estos hombres son esclavos?

– Sí, efectivamente.

– ¿Qué están haciendo ahí?

– Trabajando.

– Y ¿por qué él les está pegando?

 (ya empiezo a dudar en mi respuesta, no sé hasta dónde debo llegar con una niña tan pequeña)

– Porque es un explotador, un abusador que los obliga a trabajar.

– ¿Tú sabes que Martí dijo que el trabajo hace crecer?

(miro a la madre que sonríe)

– Así es, pero cuando se trabaja para sí, para el bien de tu familia, no para que otro como ese hombre se enriquezca a costa de tu esfuerzo y te maltrate como si fueras un animal…

Yo me quedo bastante consternada, me parece que he entrado en una explicación complicada para esta pequeñísima niña. De pronto se vuelve a su mamá, que me mira con cara de que «ella es así».

– Mami, compra este que es un libro aunténtico.

No sé cómo la mamá le quitó la idea y se llevó El Ruiseñor y la rosa, de Oscar Wilde, que era el que había venido a buscar.

En cuanto se fueron, yo quité el libro del parabán y empecé a leerlo, debo estar preparada para cuando esa niña regrese… porque seguramente volverá.

Esta puede ser la niña de mi cuento

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Humor de los cincuenta

  El ser humano solamente tiene un arma
realmente efectiva: la risa.
Mark Twain.

slogan de la revista humorística

 

 

Resulta simpático encontrarse con publicaciones seriadas antiguas con temas humorísticos. Se pone uno a confrontar si antes eran más o menos chistosos, si encontraban humor en las mismas situaciones que nos motivan hoy.

revista humorísticaMi Librería ha comprado en un lote unas revistas que nunca había visto, de hecho, son más viejas que yo y además, no son cubanas. Se llaman: Humorismo mundial, Chistes de todo el mundo (ambas españolas) y Ja-ja (mexicana), son algunos ejemplares de los años 50.

Les eché un vistazo y me detuve en los chistes relacionados con libros. Una manera saludable de desconectar del quehacer diario sin serle totalmente infiel.  A pesar de resultar un poco ingenuos, mantienen la frescura y la chispa que nos hace sonreir.  Solo por eso vale la pena recordarlos. Por eso, y por el mensaje optimista que imprimían en la primera página: 

revista humirística mexicana

¡GUERRA A LA TRISTEZA!

¡FUERA LA HIPOCONDRÍA!

¡MUERAN LAS PESADUMBRES!

¡ABAJO LA AFLICCIÓN!

¡VIVA LA ALEGRÍA!

 

UNO POETICO:

El aspirante a poeta: ¿Ha recibido usted alguna noticia del efecto que ha producido en el público mi tomo de poesías?

El editor: Sí, un señor que tiene el mismo nombre que usted ha venido a decirme que haga constar que él no es el autor.

 UNO DE LITERATOS

– ¿Cuántos ejemplares de mi obra me aconseja usted que tire?

-¡Hombre, con que tire el original ya es bastante!

 ANECDOTA

Una americana entra en una biblioteca pública de Inglaterra y pide una novela inglesa que sea verdaderamente grande.

-¿Qué tal le iría esta?- pregunta el empleado-. Es Los Últimos días de Pompeya.

– ¡Oh! – exclamó la norteamericana-. Y dígame: ¿de qué murió Pompeya?

– ¡Ah, señora! ¡Ocurrió eso hace tanto tiempo!… pero creo que fue de una erupción.

chistes de la década del 50

 

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Se buscan gazapos

Más veces descubrimos nuestra sabiduría
con nuestros disparates que con nuestra ilustración.
Oscar Wilde

 

Antología del disparate. Pescatore di PerlePocas veces he reído tanto como cuando cae en mis manos un libro de gazapos. Recuerdo que intenté «llevarme» de cierta biblioteca circulante un ejemplar de cuyo nombre quiero acordarme pero no hay manera, del escritor Torcuato Luca de Tena. Lo saqué en préstamo en dos ocasiones y fue una fiesta compartirlo en casa. Volví decidida la tercera vez -ya sé, ya sé que eso no se hace- pero alguien me había tomado la delantera.
¿Lo conocen? (Si la respuesta es SÍ, pincha en comentarios).
Luego adquirí en una librería de viejos la «Antología del disparate», de Pescatore di Perle. Lo mismo. Risas van y vienen. No me deshago de él. Y si no me creen, traten de contenerse cuando lean esto:

He aquí un telegrama publicado en La Razón, del 11 de octubre de 1929:

FUE COLOCADA LA PRIMERA PIEDRA DEL MONOLITO CONCORDIA.

Las comisiones chilena y peruana demarcadoras de los nuevos límites entre Chile y Perú, establecieron la señal donde se levantará el monolito Concordia, cuya primera piedra colocaron.

No es un secreto para nadie que monolito quiere decir monumento de piedra de una sola pieza (de monos, único y litos, piedra). Así pues, si en Arica han colocado la primera piedra del monolito, !ya está!, !ya han colocado el monolito entero!. Supongo que esta noticia les sorprenderá y les llenará de satisfacción, pues no bien empezaron, ya han terminado con todo.

Enciclopedia del despiste nacional. Evaristo Acevedo.Entonces apareció el tercero: Enciclopedia del despiste nacional, un tomito de Evaristo Acevedo, publicado en 1957.

Creo entender, por algunas búsquedas en la web, que se publicó otro libro de este autor, como continuación del que hoy presento, no sé si son gazapos nuevos, ojalá que sí… y ojalá que un alma caritativa venga de visita a La Habana con un ejemplar bajo el brazo.

Recuerdo aquel día en que lo conocí…
abrí sus páginas y leí directamente en la página 242:

En una romática sección de un periódico de Pamplona se lee:

A los acordes del órgano, entró la novia ricamente ataviada de blanco y velo ilusión, acompañada del brazo de su padre don Pedro Zaratiegui, padrino de la boda.

!Conmovedor rasgo! Don Pedro, quizá retenido en cama por culpa de la gripe, no pudo asistir completo a tan solemne acto y envió el brazo a su hija en señal de adhesión.

Suficiente para llevarlo a casa. Y es que uno, además de reirse, aprende en ellos. Que sí, porque los antologogazaperos hacen una explicación, a veces más simpáticas que el gazatrapado, pues son personas de amplia cultura y agilidad mental, capaces de detectar perlas incluso en la etérea vida de la radio.

Me sorprendí mucho cuando supe cuántos gazapos hay en los libros actuales, muchos de los cuales están entre mis preferidos.  Pero así en frío, reconozco que no me llaman tanto la atención como cuando vienen acompañados por el agudo comentario de un experto.

Sé que hay más, pero no los tengo. Me prestaron el de aquel argentino que coleccionó los disparates célebres de sus alumnos. Y los que hemos sido profesores bien sabemos las cosas que aparecen en los exámenes.  Apelando a mi memoria  recuerdo algo así, redactado por algún estudiante:

Las mujeres aborígenes se ocupaban de la siembra, recolección y todo lo concerniente a la agricultura. Atendían las labores de aseo y cuidado de los niños y preparaban el casabe y elaboraban los alimentos de la tribu. Construían  ellas mismas los instrumentos de barro y todo tipo de utensilios. Pescaban, cazaban y transportaban  sus presas . Los hombres hacían todo lo demás.

A eso es a lo que yo le llamo «igualdad»  entre el hombre y la mujer

 Volveré sobre el tema porque me gusta reir y aprender, cosas que van bien ligadas al gazapo.
Mientras espero sentada por otro libro semejante, me consuelo con la página de Pifias y gazapos que ya bastante lágrima me ha sacado y no precisamente de llanto.

Y queda oficialmente inaugurada la GAZAPOTECA, en la columna derecha de mi blog. Lo cambiaré todas las semanas… y si alguien quiere hacer su aporte,

!bienvenido sea!

No puedo asegurar que sean ciertos estos gazapos, pero están en la web y me parecieron simpáticos.

No puedo asegurar que sean ciertos estos gazapos, pero están en la web... ¿qué ustedes creen?

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Con buen humor

Ya sé que no debe uno burlarse de los «deslices» de los demás, ya sé que la mente humana hace trastadas y que «a cualquiera le toca». Pero, ¿qué hay de malo en sacarle partido y sonreir un poco? Yo soy la primera que disfruto mis propios disparates, así que cuando no son míos, con el mayor respeto, me escondo tras una puerta y suelto la carcajada.

En eso de «trueques» mentales la librería está por encima del nivel. Si no, que le pregunten a Regina, que bien sabe de lo que hablo.

Así que voy a actualizarlos con las últimas «sorpresas» caídas en Mi Librería. Y ríanse sin pena, total, esto queda entre tú yo.

bueno, no es exactamente ella, pero por ahí estamos

 

Se acerca una señora joven, excesivamente gorda, que se empeñó en meterse en una lycra corta y top, que muestran su abundante celulitis y su pelo revuelto desde hace 3 días:

– ¿Tienes algún libro de… estética?

 Humm…por algo se empieza, ¿no?… digo yo.

 

novela de Mika Waltari

 Él compara su biblioteca con Mi Librería:

– Bah, yo tengo un libro buenísimo que se llama «Sinojé el egipto«, que trata de la vida de un hombre en el antiguo Egipcio.

Y yo que creía saberlo todo.

 

 

trágica escena de la muerteNecesito Romeo y Julieta.

-De Shakespeare solo tengo las comedias.

Sí, sí, eso mismo, la comedia de Romeo y Julieta.

Y ahora  no recuerdo si me reí más con el numerito del veneno o con la puñalada.

 Guerra de SecesiónÉl es un hombre maduro con aire intelectual :

-Mira que pregunto y pregunto en las librerías y no encuentro el libro «La Guerra de recepción en Estados Unidos».

… ¿lo dejo que siga preguntando por ahí?

 

José MartíElla se acerca a un libro de José Martí, héroe de la independencia de Cuba, iniciador de la guerra del 95, fundador del Partido Revolucionario cubano…  Cuando lo reconoce en la portada, exclama emocionada su mejor homenaje:

– !Ese es mi macho!

Las cosas que hay que oir.

 

Un niño de los primeros grados de primaria, en uniforme escolar, muy pequeñito, llega solo y toma un primera edición del Diario del Che.

– ¿Cuánto vale?

Medio apenada le respondo que es un libro caro, que pretendo venderlo en 10 cuc.

El niño chirriquitico saca de su bolsillo un billete de 10 cuc, paga, se lleva el libro y me deja sola con la bofetada en el aire y sin más comentarios.

 

¿Les parece que exagero?   Pues esto es solo un botón de muestra.

 

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Dejando huellas en los libros

 

... ellos marcaron algún dia un punto en la lectura...

... ellos marcaron algún día un punto en la lectura...

Mi Librería vende libros de uso que se adquieren en casas  de personas que desean deshacerse de sus colecciones. Cuando estos libros llegan, hay que revisarlos, limpiarlos, repararlos o como decimos por acá  «pasarles la mano».  Luego se clasifican y se tasan.  Pero en ese proceso previo a la venta hay un momento muy singular: las cosas que aparecen dentro de los libros.

Ya había leído algo al respecto en un blog colega y como también guardamos esos pequeños tesoros, decidí mostrar algunos, sin la esperanza de que aparezcan sus dueños, pero quizás motive algún comentario por ser raros e interesantes.

El primer lugar lo llevan los marcadores, por supuesto. Los hay antiguos, foráneos, atractivos en su diseño, de diferentes materiales o con citas insospechadas. También los recortes de periódicos son frecuentes, y en muchas ocasiones aportan tanto al tema del libro que decidimos dejarlos donde bien están. Ya por otro sitio comentaban como esos antiguos recortes de periódicos vienen siendo hoy como hipertextos, ¿qué les parece?

Representación de la obra de Virgilio Piñera

Representación de la obra de Virgilio Piñera

Así, los hombres van dejando sus huellas en los libros: estampas religiosas, billetes, sellos de correo, pegatinas, postales, fotografías, recetas de cocina, listas para el supermercado, tickes, recibos de pago, etiquetas de productos, envolturas de confituras, recetas médicas, manuscritos, poesías, cartas de amor, flores secas, mariposas… y tal vez algo más que por ahí olvido. Desafortunadamente, a veces me sorprenden las indeseables trazas y polillas donde esperé encontrar un recuerdo humano.

Les muestro hoy dos ejemplos: unos billetes de lotería españoles de 1956-7  que me llamaron mucho la atención, quizás a algún lector «añejo»  le traiga recuerdos. Y adjunto además un anuncio de la presentación de la obra Aire frío de Virgilio Piñera, en Miami, y es que quien conoce a este controvertido autor sabe lo interesante de esta propuesta, más aún fuera de su país.

Podría hacer toda una galería pero no quiero aburrirlos, además, debo ir a hacer una nueva compra, tal vez hoy mismo aparezca algo nuevo… ¿?… ya les contaré.

billete

billete de loteria antiguo

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